martes, 28 de diciembre de 2010

Promesas del Este (2007) de David Cronenberg


A pesar de ser magníficas muestras del arte de Cronenberg, Existenz y Spider no llegaron a tener una repercusión importante ni se estrenaron en Lima. Una historia violenta, en cambio, le devolvió popularidad a la carrera del director de La Mosca. Y siguiéndole de cerca está  Promesas peligrosas (por la que Viggo Mortensen fue nominado al Oscar a mejor actor principal).

¿A qué se debe esta empatía con la crítica y el público? Quizá a que estas últimas películas presentan realidades que no dejan de ser cotidianas y próximas, donde se siembra una intriga a la manera clásica, pero que nos lleva por caminos difíciles de asir. En este caso hablamos de la aventura de Anna (Naomi Watts), enfermera inglesa perturbada por el caso de una chica que, al dar a luz en estado calamitoso, termina por fallecer en el hospital. Anna querrá indagar sobre la vida de la misteriosa muchacha -quien deja un diario escrito en su lengua materna- y así llega al restaurante regentado por un viejo gángster de la mafia rusa.

De entrada reconocemos las constantes de Cronenberg. El cielo descolorido, la luz blanca y opaca, más la textura herrumbrosa de los barrios marginales londinenses, proporcionan una atmósfera siniestra. Y, en el fondo de los espacios enfermos, un establecimiento de lujo alumbrado por cálidas lámparas amarillas. Se trata de la guarida de Semyon (Armin Mueller-Stahl), el capo de la oscura cofradía eslava. Por otro lado está su hijo Kirill (Vincent Cassel), engreído y temperamental, y su guardaespaldas, el firme y centrado "Nikolai" (Viggo Mortensen), quienes conforman una pareja cuya relación pasa por afectos que marcarán derroteros sorprendentes para ambos –y que no tienen nada que ver con la homosexualidad-.

 
De alguna manera, todos los vínculos que se establecen en la película –como el de Nikolai y Anna- son intensos pero inciertos, apasionados y contenidos, lo que acentúa la cualidad hipnótica que ejerce cada presencia. Pero hay un vínculo que debe ser forjado con violencia, con tatuajes, rituales y pruebas de fidelidad. A pesar de ser “un bastardo” y de mantener cierta distancia frente a todo, el ambiguo Nikolai está involucrado en un proceso que conduce a una conversión, a ser un verdadero hermano de Kirill o un hijo de Semyon. Se trata de una metamorfosis, una mutación en la que está involucrada su mente y su cuerpo: el gran tema de la obra de Cronenberg.

Es así que en Promesas Peligrosas la simbología deja de ser una marca exterior y fugaz, y adquiere una cualidad carnal o biológica, se convierte en un fetiche que se apodera del alma. Pero, ¿es que Nikolai se da cuenta que ha cruzado el umbral y que ya no puede regresar?, y si es así, ¿cuándo se da cuenta? Son preguntas que quedarán irresueltas y que están reservadas para la elucubración personal de cada espectador. A nosotros solo nos basta citar una de las secuencias del filme, cuando el protagonista se enfrenta a unos sicarios en los baños termales de Londres. Allí, la cámara hace del cuerpo humano una materia natural que es inoculada ya no por los tatuajes tribales, sino por la misma violencia que es padecida e infligida como un virus que se mete en la sangre y constituye una nueva carne, una nueva mente. Es el fascinante y perturbador mundo de un gran cineasta, de un gran pensador. Es el cine de David Cronenberg.  (Somos, 26/ 04/2008)

2 comentarios:

Mr. Hanxinto M Camac dijo...

Buenas noches, pasaba por su blog y al leer sobre Eastern Promises, me parece que al decir que los afectos de Nikolai y Kirill nada tienen que ver con la homosexualidad es algo demasiado cerrado. Recordemos que Cronenberg ya ha tocado esa relacion casi homosexual en peliculas como: Dead Ringers, The Naked Lunch y Crash. Al analizar detenidamente el final la posibilidad a la que llego cuando Kirill no toma en cuenta el pedido de su padre y hace caso a Nikolai, es por que Nikolai le promete algo más que poder.
Quizas usted tenga motivos para tajar los afectos homosexuales de
Kirill; me gustaria conocerlos.

Sebastián Pimentel dijo...

Estimado Hanxinto,

Interesante su comentario, porque abre el debate sobre uno de los tantos aspectos filosóficos de la obra de Cronenberg.

Usted en su propio comentario ha dicho: "relación casi homosexual". Si es "casi", como usted dice, entonces tengo que concluir que la relación no llega a ser propiamente homosexual.

Ese es el punto. Las imágenes de Cronenberg nos llevan hasta apariencias ambiguas, engañosas, pero me parece que los ámbitos humanos que abren sus películas son más complejos y sutiles de lo que parecieran a primera vista.

La relación entre Kirill y Nikolai es "casi " homosexual... y si no llega a ser homosexual es porque, quizá, lo que está de base, entre ellos, no es tanto la sexualidad como la "fraternidad".

Recordemos que Kirill obliga a Nikolai a tener sexo, frente a él, con una de las prostitutas esclavizadas. Esto podría verse como una prueba o certificación de la sexualidad de Nikolai, más precisamente de su "hombría" -heterosexual-, en una especie de despojamiento radical de su intimidad y de comunión ritual machista, tribal, gesto que también es un hito en la unión "fraterna" que Nikolai emprende con la mafia eslava, y con Kirill sobre todo.

En realidad, la relación de Nikolai con Kirill está más cerca de la de "Dead Ringers" (la historia de dos hermanos gemelos)que de cualquier otra. Uno no es sin el otro, uno no hace una cosa si el otro no la hace. Uno observa lo que hace el otro, vive lo que hace el otro, etc... una relación que tiene de voyeurismo, de traspaso de identidad, de dependencia, pero también de un extraño amor... Un amor que no necesariamente tiene que vincularse con lo sexual o con la homosexualidad.

Recordemos también que así como Kirill cede a la voluntad de Nikolai, Nikolai ya no es un policía encubierto, porque ya "pasó el umbral", y se ha convertido en un verdadero hermano de Kirill, en mente y cuerpo. El voyeurismo, los tatuajes, la violencia, operaron, físicamente, esta transformación o mutación casi biológica de Nikolai. O sea, no solo Kirill es presa de sus afectos a Nikolai, que lo llevan a desobedecer al padre. Nikolai también está atrapado por esos afectos, y podríamos decir que realmente "quiere" a Kirill como un hermano -y no lo abandonará.

Claro que esta es mi interpretación, una más. Lo que no significa que cierre la posibilidad de otras lecturas. Coincido contigo en que la sexualidad es parte importante del universo de Cronenberg, solo que me parece que le da funciones nuevas, por descubrir.

Gracias por el comentario, ojalá podamos seguir colaborando.

Sebastián Pimentel