La
productora Laika (Coraline) anota
otro logro artístico con esta cinta que vuelve a la técnica del stop motion
(animación cuadro por cuadro que da vida a muñecos y paisajes en miniatura). Si
bien Norman es un niño algo incomprendido y aislado, es interesante comprobar
que Paranorman se aleja de la
conmiseración o el sentimentalismo que suele acompañar a este tipo de personajes. Hablamos, más bien, de un héroe que oscila entre el tormento que le
significa poder “ver” un mundo paralelo del pasado, y la imposibilidad de
comunicar sus “visiones”. Pero, más allá de eso, es un muchacho valiente y
comprensivo, no exento de vulnerabilidad, e identificado con los excluidos.
El filme de Fell y Butler logra consolidar un “humor triste” y melancólico,
apoyado en el estilo “retro” de sus criaturas, pero también en la coloración
pálida y lavada, atornasolada del “mundo del pasado”, que, finalmente, es el
que viene a cobrar venganza y tomar por asalto la realidad. Es de destacar,
también, las asociaciones socio-políticas que establece Paranorman, inspiradas en el cine de zombis de George Romero (al
que homenajean), ya que no solo se minimiza el horror de los monstruos al
compararlo con el de la cultura de masas contemporánea, sino que también se
propone una crítica a los crímenes del pasado, y a la posibilidad de
reconciliación con ellos. Paranorman
es una película especial, ajena a las plantillas que Hollywood impone, y que
hace buen equilibrio entre la nostalgia adulta y el entretenimiento infantil. (En Somos 01/09/12)
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