Esta es
una nueva colaboración de Rodrigo García (Nueve vidas) con Glenn Close, quien
además funge de co-guionista y productora del filme. Se trata, pues, de un
proyecto tan o más personal de la veterana actriz, quien luego de sufrir un
fuerte encasillamiento por parte de la industria, pareció haber encontrado en
García a un cineasta capaz de aprovechar su versatilidad.
En El
secreto de Albert Nobbs, Close personifica a una mujer que, para sobrevivir en la Irlanda del siglo XIX,
aparenta ser un mayordomo y supervisor del equipo de servicio de un hotel de
Dublín. Habiendo vivido una vida circunspecta, los conflictos afloran cuando
conoce a un hombre misterioso (Janet McTeer) que la hará reflexionar sobre
su vida y perseguir sus sueños. Hasta aquí, la cinta genera expectativa dentro
de una puesta en escena transparente –donde, como es habitual en las películas
de época, se lucen los apartados de producción y ambientación–. Por otro lado,
la actuación de Close (nominada al Oscar a mejor actriz principal), sutil y
turbada –ajena a cualquier tic efectista–, ratifica las expectativas en su
trabajo. Sin embargo, la cinta adolece de problemas en cuanto al conflicto
principal, a la motivación romántica del excéntrico personaje que da nombre al filme, y al no explorar lo
suficiente en su intimidad o identidad. El secreto de Albert Nobbs es una de
esas cintas de ejecución demasiado prudente, que no llega a escarbar lo
suficiente en las encrucijadas sugeridas por los entramados psicológicos y
argumentales que plantea.(versión modificada del texto publicado en Somos,25/08/12)
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