Ang Lee, el director de Secreto en la montaña (Brokeback Mountain, 2005), vuelve con esta
adaptación de la novela de Yann Martel, sobre la sobrevivencia del joven Pi
Patel (Suraj Sharma), quien debe soportar un naufragio, un viaje en bote con un
tigre de bengala, y todo tipo de tormentas e inclemencias en lo profundo del
océano.
Lee opta por un registro que él conoce bien, y que ha empleado en El tigre y el dragón (Couching Tiger, Hidden Dragon, 2000): un estilo envolvente que imprime un aliento maravilloso y fantástico a sus relatos. Así, la luz de las estrellas, o la textura del mar, adquieren una coloración tornasolada y luminosa, despojándolos de todo realismo, y llevándonos a una sensibilidad onírica que colinda muy bien con ese aliento mítico que está desde el origen del filme: lo que vemos no es más que una historia difícil de creer, contada por el protagonista ya adulto desde su cómodo retiro en Canadá. Pero no se piense que se trata de un cuento complaciente. Lee logra resolver las escenas con una sutileza, dramatismo y rigor tal, que las situaciones más inverosímiles –como la convivencia entre el joven y los animales en el bote– se hacen “reales” y conmovedoras. Finalmente, el espectador comprobará, en el desconcertante desenlace, que las resonancias “maravillosas” están lejos de servir a un discurso edulcorado, y que en el corazón del filme se encuentra una incisiva reflexión sobre la crueldad de la vida y la búsqueda de sentido o redención. (versión modificada del texto publicado en Somos, 12/01/13)
No hay comentarios:
Publicar un comentario