Michael Shannon
es uno de los actores de carácter más interesantes surgidos en la última
década. Su estilo contenido, hermético y atormentado cobró especial notoriedad
en la cinta independiente Take Shelter
(2011). Sin embargo, también es requerido por la industria, y sin dudas es de
lo mejor en El hombre de acero (2013), nueva historia de Superman a cargo de Zack Snyder, y donde Sahnnon interpretaba al villano Zod. En El
hombre de hielo (2012), estrenada tardíamente en Lima, volvemos a
verlo en el cine dramático de
presupuesto más modesto, interpretando a un asesino a sueldo que nos hace recordar
al trastornado y paranoico hombre de familia de Take Shelter.
Este asesino es
Richard Kuklinski, un gángster que empezó a trabajar para la mafia italiana de
Nueva York en los años sesenta. Ariel Vromen decidió contar esta historia de la vida real,
centrándose, sobre todo, en la doble cara del antihéroe: padre ejemplar en su
vecindario y, a su vez, uno de los más prolíficos sicarios de de
EEUU. La apuesta del realizador es interesante en la medida en que tiene un
reparto bien escogido (Ray Liotta, Winona Ryder, Robert Davi), al que le saca
el máximo provecho. Con un estilo de raigambre más bien clásica, y una exigente fotografía de
tonos fríos y claroscuros intensos, observamos a un extraño ser humano que
trata de no mezclar esos dos mundos antagónicos que, a veces , están a punto de
tocarse. A pesar de un final algo abrupto y los problemas para resolver todas
las líneas narrativas del filme, El
hombre de hielo tiene momentos fascinantes, y más de una actuación memorable.
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