miércoles, 24 de abril de 2013

Asu mare (2013) de Ricardo Maldonado



El éxito de Asu mare no tiene que ver tanto con lo cinematográfico, como con lo social: en un país sin estrellas que sean capaces de congregar a todo tipo de público, filmes como este muestran las posibilidades de la comedia alrededor de un tema como la identidad –tópico que en sus monólogos, Alcántara, más allá de algún exceso, ha tenido a bien tratar.

Pero, por otro lado, sería absurdo pensar que el éxito comercial garantiza la calidad de un filme que tiene, exclusivamente, a un show unipersonal como punto de apoyo. Lo más valioso se encuentra en su primera hora, cuando se intercala el stand up comedy con las “representaciones” que nos llevan al pasado, a la infancia y juventud de Carlos Alcántara, sketches intencionadamente farsescos y desmadrados. El terreno de la comedia ligera y sin pretensiones es donde mejor le va. Sin embargo, esa frescura, irreverencia, y complicidad –que podía hacernos olvidar algunas resoluciones narrativas algo torpes– entran en  problemas cuando el filme prueba una impostura más “seria”. Es cuando la voz en off que acompaña las escenificaciones del pasado se hace machacona y solemne, cuando se cae en el sentimentalismo aleccionador y de empaque publicitario. Es en ese momento en que la película revela su falta de ideas, deja el trabajo a las cámaras lentas y los efectos de fotografía, y la complacencia edificante se confunde con una caricatura sin personalidad.(En: Somos 20/04/13)