viernes, 31 de enero de 2014

El hombre de hielo (The Iceman, 2012) de Ariel Vromen



Michael Shannon es uno de los actores de carácter más interesantes surgidos en la última década. Su estilo contenido, hermético y atormentado cobró especial notoriedad en la cinta independiente Take Shelter (2011). Sin embargo, también es requerido por la industria, y sin dudas es de lo mejor en El hombre de acero (2013), nueva historia de Superman a cargo de Zack Snyder, y donde Sahnnon interpretaba al villano Zod. En El hombre de hielo (2012), estrenada tardíamente en Lima, volvemos a verlo en el cine dramático de presupuesto más modesto, interpretando a un asesino a sueldo que nos hace recordar al trastornado y paranoico hombre de familia de Take Shelter.


Este asesino es Richard Kuklinski, un gángster que empezó a trabajar para la mafia italiana de Nueva York en los años sesenta. Ariel Vromen decidió contar esta historia de la vida real, centrándose, sobre todo, en la doble cara del antihéroe: padre ejemplar en su vecindario y, a su vez, uno de los más prolíficos sicarios de de EEUU. La apuesta del realizador es interesante en la medida en que tiene un reparto bien escogido (Ray Liotta, Winona Ryder, Robert Davi), al que le saca el máximo provecho. Con un estilo de raigambre más bien clásica, y una exigente fotografía de tonos fríos y claroscuros intensos, observamos a un extraño ser humano que trata de no mezclar esos dos mundos antagónicos que, a veces , están a punto de tocarse. A pesar de un final algo abrupto y los problemas para resolver todas las líneas narrativas del filme, El hombre de hielo tiene momentos fascinantes, y más de una actuación memorable.