lunes, 16 de diciembre de 2013

Gravedad (Gravity, 2013) de Alfonso Cuarón


Mucho se ha dicho sobre esta película del mexicano Alfonso Cuarón, quien  ya sorprendía a la crítica estadounidense con la sobrevalorada Y tu mamá también (2001). Luego, Cuarón demostraría su talento con Niños del hombre (2006) y, ya con una carrera internacional a cuestas, necesitó cerca de cinco años para realizar el que se ha revelado como su filme más exitoso, además de costoso –cuenta con dos de las estrellas más solicitadas de Hollywood: Sandra Bullock y George Clooney–, sobre unos astronautas que tienen dificultades para cumplir su misión –la reparación de un satélite en el espacio.


Lejos de crear efectos aparatosos, en Gravity, la tecnología está al servicio del arte: se logra una especie de estilo “transparente”, con tomas larguísimas que proporcionan un realismo limpio, de experiencia “en tiempo real” y permanente flotación en el espacio. Pero, sobre todo, el constante peligro de ser tragados por la oscuridad y el vacío. También hay que destacar la dosificación de la luz y el suspenso, la música y el silencio, que crean las atmósferas correctas para la experiencia de la precariedad y el asombro. Lo que juega en contra, por otro lado, es el aspecto psicológico que envuelve al personaje de Bullock, que involucra algunas “pruebas de voluntad” y líneas del guión algo trilladas. Sin embargo, el lado menos original del filme no llega a ensombrecer sus mejores momentos. Eso sí, Gravity está aún muy lejos de 2001, odisea del espacio, a la que rinde un respetuoso homenaje. (En: Somos 16/11/13)

Capitán Phillips (Captain Phillips, 2013) de Paul Greengrass



Una nueva película del británico Paul Greengrass siempre es una buena noticia.  Luego de su incursión en la saga del espía Bourne, y La ciudad de las tormentas –sobre el conflicto de Irak–, el realizador británico vuelve a conquistar a público y crítica con esta recreación de la historia real que protagonizó el capitán de un buque de carga norteamericano en el Océano Índico, al ser asediado por piratas africanos.


Greengrass utiliza pocos elementos y les saca el máximo provecho. No solo estamos frente a un reparto estupendo –donde resalta el actor no profesional de origen somalí Barkhad Abdi como el líder de los asaltantes del barco, mientras que Tom Hanks logra una mezcla perfecta entre carácter y vulnerabilidad. La  dirección y edición, por otra parte, no pierde tiempo en instalarnos en la acción, una que está llena de detalles dramáticos bastante inusuales en un filme de Hollywood. El director de Domingo sangriento se revela como el cineasta con conciencia política que siempre fue, y permite conocer los resortes estructurales que dan cuenta del accionar de los piratas. Lejos de estereotipar, el filme humaniza a sus personajes, y permite conocer los profundos abismos sociales y culturales que separan a los dos bandos. Llama la atención, por último, el crecimiento a escala épica del incidente: esa multiplicación progresiva de los planos de la acción –que, poco a poco, va involucrando cada vez más gente, y que, como sucedía en los otros títulos del autor, pone la historia en el límite del control y el descontrol, la vida y la muerte, el crimen y la salvación. (En: Somos 07/12/13)